El Arca de Noé en Chile y en estos tiempos

Acercándose el fin de los tiempos, el Señor le habló a Noé y le dijo...

“Dentro de 6 meses haré llover cuarenta días y cuarenta noches, hasta que la tierra sea cubierta de agua y toda la gente mala (los que están en DICOM (Informe Comercial), los periodistas deportivos, los parlamentarios, vendedores de AFP., etc.) sera destruida. Pero quiero salvar a los buenos y a dos criaturas de cada especie viviente en el planeta. Te ordeno entonces, construir un Arca”.

Y entre rayos y centellas le dio las instrucciones de lo que debía hacer, mientras tembloroso Noé solo atinaba a decir:

Okey, mi Señor, Okey, Okey...(el Noé chileno ya había visitado Miami, por lo cual hablaba inglés).

Seis meses y comenzará a llover – tronó el Señor – más te vale tener el arca lista a tiempo, o aprender a nadar por el resto de tu vida.....!

Pasado los seis meses, el cielo se nubló de golpe y el diluvio comenzó.
El Señor se asomó entre los negros nubarrones y pudo ver a Noé, en el patio de su casa pero no vio ningún Arca.

¿Y donde está el Arca? Preguntó furibundo.

Perdóname Señor – suplico el pobre hombre – hice lo que pude, pero encontré puros problemas. Todo empezó, al tener que obtener un permiso de construcción y pagar para poder sacar los planos, con un arquitecto más sinvergüenza que la cresta, porque las Arcas no entraban en la ley del mono (Ley que exige presentar un plano -"mono"- de cada construcción).

Después de eso me exigían que el Arca tuviera un sistema de seguridad contra incendios, lo que pude arreglar sobornando al funcionario municipal con una parrillada en la Cuca (Restorán chileno).

Entre tanto, los vecinos se quejaron que yo estaba construyendo el Arca en una zona residencial, y en eso perdí varios días en la Municipalidad. Además que al no contar con un poder notarial que me acreditara como representante legal tuyo, con la comparecencia de 2 testigos, complicó aún más todos los tramites que a continuación te explico:

Con la Secretaría de Hacienda fue otro problema, ya que por tratarse de un proyecto de gran magnitud, no nos quiso registrar como PYME (Pequeña y Mediana empresa), Taller Artesanal, Pequeño astillero, ni como Asociación Pesquera sin fines de lucro, sino como Sociedad Anónima con actividad empresarial y que teníamos que cobrarle a los animales boletos para el viaje, con el respectivo IVA, desglosado por una máquina registradora certificada en los laberintos de la misma secretaría (menos mal que no me pidieron cobrador automático).

Cuál sería mi sorpresa cuando recibimos una notificación del SII (Servicio de Impuestos Internos) por un adeudo ya con multas y recargos por efectuar el trámite fuera de plazo.
Aquí paramos porque nos quedamos sin plata, por lo que tuve que vender el auto, aumentar mi línea de sobre giro y tirarle unos cheques a un prestamista (que me los tiró antes de la fecha).

Pero el principal problema fue conseguir la suficiente madera para fabricar el Arca, pues la CONAMA (Comisión Nacional del Medio Ambiente) no quiso entender que se trataba de una emergencia, y cuando dije que eran ordenes tuyas para salvar a la especie humana y a los animales, me preguntaron si estaba enfermo.

Entonces aparecieron los de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) que apoyados por la Secretaría del Trabajo me exigieron dar empleo a 100 carpinteros cesantes.

Mientras tanto empecé a buscar los animales de cada especie y tropecé con el SAG (Servicio Agrícola y ganadero), SERNAP (Servicio Nacional de Pesca), y CONAMA, que me obligó a llenar más formularios que la cresta y pagar otros tantos impuestos. Luego, me salieron al camino la fundación de Conservación Ecológica, los del Green Peace, me demandó Douglas Tompkins por apropiación indebida e invasión de territorio (me enteré que su fundo es reserva internacional de la Biósfera), y tuve que apretar cachete sin pescar ni un solo bicho.

También me pidieron la elaboración de un estudio de impacto ambiental en la zona y en el país. Después de entregar más de 25 kg. De papel firmados y legalizados ante notario público, me devolvieron toda la documentación porque faltaba mi estado de situación, y el financiamiento CORFO (Corporación de Fomento), el que tenía que ser aprobado por un banco, pero con la mansa embarraíta que tenía en DICOM, con los cheques del prestamista, no me lo aprobaron.

Para poder darles de comer a los animales durante su estancia en el Arca, había que tramitar ante el Servicio de Salud el permiso correspondiente para la manipulación de alimentos, quedando pendiente la auditoria a las instalaciones donde se prestaría el servicio. Junto a ello, tenia que sacarle un carnet sanitario con foto a cada uno de los animales, con su huella digital. Imagínate el manso carnet que tuve que hacerle a la culebra, ocho carnets para el pulpo y la foto de la jirafa salía más cara que una campaña presidencial.

La ONEMI (Oficina Nacional de Emergencias), por su parte, me pidió un plano de la zona que iba a ser inundada y le envié un globo terráqueo. Ahí terminaron por mandarme a la cresta por loco.

La Gobernación Marítima exigió que al Arca se le sacara una matricula como transporte naviero para poder navegar por las costas y canales de Chile y Aguas Internacionales, ante la Oficina de Pilotaje hubo que tramitar las solicitudes correspondientes en triplicado, así como su verificación, a pesar de no tener motor.

Por último, la PDI (Policía De Investigaciones) me hicieron un allanamiento en busca de drogas y me desbarataron lo poco que ya había logrado avanzar en la construcción del Arca.

Apenas Noé terminó de hablar, el cielo empezó a despejarse, salió el sol y un arco iris iluminó el firmamento.

Entonces Noé preguntó esperanzado: ¿Quiere esto decir Señor, que no vas a destruir la tierra?

¿Para qué? -Respondió Dios -

¡El gobierno ya se está encargando de eso!