¡PUEEEEEEEEEERCOOOOOOOOOO!
El hombre que obviamente no se pudo quedar callado, baja su vidrio y le grita:
¡MUUUUUUUUUULAAAAAAAA!
En eso, al doblar la curva, ¡pum! se estrella con un gran puerco que estaba en medio de la carretera.
Moraleja de la historia:
Los hombres nunca logran comprender lo que las mujeres tratan de decirles.
Los hombres nunca logran comprender lo que las mujeres tratan de decirles.
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